EGREGORES.
Al descubrir el velo de las apariencias podemos comprobar que no existen diferencias reales entre lo físico y lo psíquico o entre la materia y el pensamiento, ya que el universo al completo está confeccionado de una “substancia de carácter MENTAL».
Los egregores “propiamente dichos” responden a un colectivo y obligadamente tienen su representación en la materia, ya que no existe en el fondo ningún tipo de separación.


La palabra “egregor”, define una fuerza psíquica que habitualmente opera en el inconsciente y se encuentra ampliamente prodigada en la red o internet.
Estos egregores se entienden delimitados por determinados campos de circunscripción, como pueden ser las religiones (grandes egrégores ya en nivel arcóntico), los partidos políticos, los equipos de futbol, los fans de un famoso, las ideologías sociales: “soy de izquierdas, soy feminista, soy animalista, soy ecologista”; las patrias grandes y pequeñas…
DESDE LA DQ, identificamos ENORMES egrégores más esquivos y hasta ahora escondidos por ausencia de tipificación, como pueden ser:


LA CULPA.
LA ENVIDIA.
LA VENGANZA.
LA PENA.
LA DESVALORIZACIÓN.
EL ABANDONO.
LA DEPENDENCIA EMOCIONAL.
LAS ADICCIONES.
LA NEUROSIS. (y resto de etiquetas psiquiátricas o diagnósticos avalados por “la ciencia”).
LA MEDICINA Y MEDICAMENTOS EN GENERAL: (La meditación, los masajes, los mantras, el reiki, “el deporte como remedio” y resto de placebos del panorama matricial).
LA PAREJA
LA MUERTE.
LA ENFERMEDAD-PROGRAMA (Especialmente relevantes el cáncer, el sida, la hipertensión, el colesterol y aquellas creadas a partir de paradigmas dominados por los citados con antelación). Etc.


Estos egregores son “fuerzas vivas”, plenamente conscientes de sí mismas por formar parte de la Conciencia colectiva y por lo tanto individual; Habitan en NUESTRA CONCIENCIA (ya que no existe otro espacio donde existir) su intención como todo ser vivo es vivir, (sobrevivir en este caso), y operan desde la sombra (igualmente a niveles individuales y colectivos) con total impunidad, precisamente por ser ignorados y negados por los egos dominados, ya al servicio del «negativo de nuestra realidad”.


Conocer estas fuerzas «tan vitales o más que nosotros mismos» nos abre las puertas del conocimiento superior de nosotros mismos.
Cuando una persona pervive o sufre en situaciones de «drama existencial», sepamos que está siendo “controlada-dominada-poseida” por el egregor de la pena, la culpa, la envidia, el abandono o la desvalorización.
Mientras que este “egregor”, “larva psíquica”, “parásito energético”, “arconte”, “programa” “sistema de creencias” (pues todo es lo mismo o está relacionado) continúe por ignorancia operativo en nuestro inconsciente, poco o nada podremos hacer para salir de los bucles donde nos encontramos.
La fuerza de la programación y la fuerza del egregor son la misma fuerza.
Conocer, Comprender, Aceptar, Integrar = Transformar.

José Vaso

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