La comprensión del placer y el deseo
Buscamos el placer y deseamos que toda relación se base en él
Ahora bien, esto es muy difícil de comprender, ya que uno se pregunta por qué no debería tener placer. Vemos una hermosa puesta del Sol, un bello árbol, un río con su movimiento amplio y curvo, un rostro precioso… y mirar eso nos deleita, nos da un gran placer. ¿Qué hay de malo en ello? Me parece que la confusión y la desdicha empiezan cuando ese rostro, ese río, esa nube, esa montaña se convierten en un recuerdo, y este recuerdo exige, entonces, una mayor continuidad del placer: deseamos que esas cosas se repitan. Todos conocemos esto. He sentido cierto placer, o usted ha experimentado cierto deleite en algo, y queremos que eso se repita. Ya sea un placer sexual, artístico, intelectual o de otra índole, queremos que se repita; y aquí es donde creo que el placer empieza a nublar la mente y crea valores que son falsos, irreales.
Lo que importa es comprender el placer, no tratar de librarse de él, lo cual es demasiado tonto. Nadie puede librarse del placer. Pero es esencial comprender la naturaleza y estructura del placer, porque si la vida es tan sólo placer y si eso es lo que uno desea, entonces con el placer vienen la desdicha, la confusión, las ilusiones y los valores falsos que creamos; por lo tanto, no hay claridad. Es un hecho simple: tanto psicológica como biológicamente buscamos placer y queremos que toda relación se base en él; por esto, cuando la relación no es placentera hay una contradicción, y entonces comienzan el conflicto, la infelicidad, la confusión y la angustia.
Obras Completas, volumen XV
París, 23 de mayo de 1965 Krishnamurti
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